FAUNA DE ASFALTO


     Estaba pensando yo, que este próximo verano le dedico unas líneas a la fauna de playa, porque es rica en especímenes y divertida un rato.
     Pero hay animales "pa rato" en mi "día diario" a los que analizar. Y es que hay momentos en los que de golpe y porrazo te encuentras con un espécimen y te dices: uff, esto tengo que contarlo. Así que, al asunto. 
      Estaba esta menda una tarde de estas haciéndose las uñas tan ricamente en un centro de belleza divino que hay cerca de mi casa. Es un sitio pequeñito,  con jefa y empleada, con buen rollo, música de fondo muy suave y el olor rico que dejan los potingues hechos con productos naturales y los esmaltes de colores. Es uno de esos sitios donde te relajas y te dejas mimar un ratillo, que de eso se trata esto de arreglarse cabelleras, pintarse manos y hacerse pies,  expresión a la  que no puedo dejar de dar vueltas.
       Pues eso. Que allí estaba yo relajándome de una tarde de locos, cuando se abre la puerta y asoman dos cabezas teñidas de moreno: una de melena lisa quemada a base de plancha diaria y otra que publicitaba alguna laca espesa y casposa. Los cuerpos a juego con los pelos: la primera flaca; la segunda seca. Y los cerebros... gensanta! 
       Moviendo melena y mano de forma ostentosa, preguntaron por la dueña, reconocida profesional de la chapa y pintura facial, que en ese momento no estaba. Y mientras esperaban no creo que cinco minutos, amenazaban con irse porque nadie miraba para ellas, eructaban tonterías y criticaban a la profesional que esperaban, a la que no conocían y a la que iban a ver por voluntad propia. 
      La hija, llamémosla Mariana, insinuaba que la susodicha dueña, alias maquilladora, la iba a pintar como una puerta( pa qué vas, alma de cántaro, si tanto miedo te da...?) ; la madre, digámosla Carlota, rebuznaba sobre lo que sería capaz de hacer una maquilladora de aquí,de provincias,  acostumbradas ambas al mejor de los Madriles( y tú pa qué no te quedas allí y te dejas de monsergas?)
       Yo no salía de mi asombro. Podía ser simplemente que me había perdido algo. Pero no. No conocían el local ni a la dueña. Iban siguiendo la recomendación de una supuesta amiga y asidua cliente del garito en cuestión.A voz en grito, ronca y cargada de acento pijotesco, pusieron de vuelta y media a quien no habían visto nunca.
       Mira que me gustan a mí las pijas, no me digas por qué. Me gusta imitar su acento, me encanta su frivolidad, su falta de todo y el orgullo con el que llevan a gala la nada, pero éstas...qué despilfarro de idiotez en sólo dos cuerpos, qué falta de glamour en dos que pretendían ser estupendas. Qué ascazo de momento!Que ni pelazo tenían!
      En fin, que no vengo yo aquí a darle a la moraleja. Que es fauna urbana y la hay taaaaaaan variada...

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