Mujeres de acero
En la escuela de la señorita Milagros destacaban dos niños por todo: por guapos, por listos, por quererse con locura. La señorita Milagros los miraba con adoración y también ellos a ella. Juan y Mariana tenían 9 años y llevaban tres años en la escuela, sin faltar ni un solo día. Ni los más fríos del invierno, en los que los sabañones casi no les dejaban agarrar las plumas; ni los más calurosos del verano, que aunque no había clases, seguían pasándose por su casa, tras la escuela, para contarle cómo habían pasado el día bañándose en el río, a la hierba... y sentados a la sombra sobre un tocón de un viejo árbol, leían con ella un rato y merendaban pan con chocolate y manzanas. Eran niños despiertos, ante los que la señorita veía un futuro brillante, porque aprendían rápido, se esforzaban, querían saberlo todo y tocaban los libros con tal mimo que ella intuía que serían felices entre ellos. Les contaba cómo había sido su vida en un pueblo ...