SOLO
Hace un tiempo que pasea solo. Da una vuelta a la manzana. Cuando se siente con más ganas y le sobran minutos se aventura una manzana más. Las manos a la espalda, cruzados los dedos sobre algún trocito de papel que ha doblado mil veces y que aprieta con las uñas. Antes, cuando los paseos eran más largos y llegaban a sentarse al parque, cortaba alguna hoja de un seto verde perenne y ella le recriminaba a la vuelta que siempre llevaba las huellas de los dedos sucias. Y él se encogía de hombros. Hace un tiempo que pasea solo y en su lento caminar va observándolo todo. Se detiene a leer las ofertas de la carnicería nueva y le sorprenden la de platos que ya se venden medio hechos. Mira dentro de los bares de barrio, estrechos, sin apenas más sillas que las que permiten apoyar codos y vidas cansadas en la barra. No se permite ni una pinta. Que se conoce. Algunas mañanas se encuentra a un vecino de antes, de cuando en el barr...